viernes, 11 de junio de 2010

Comunicado de Monseñor Camilo por amenazas a organizaciones sociales en Barrancabermeja

1.Con inmensa tristeza e indignación, al regresar a la Diócesis de Barrancabermeja, después de la reunión de Obispos Salesianos, en Turín, Italia, me informo que “el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, el Servicio Jesuita a Refugiados y otras Organizaciones de la Sociedad Civil, recibieron un correo electrónico amenazante el día 26 de mayo de 2010 a las 23:13, originado en el correo “bloquelimpieza”.

2.El escrito anuncia el exterminio de 17 organizaciones del Magdalena Medio, tales como, Foro Social, Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, el Servicio Jesuita a Refugiados, organizaciones de base de víctimas como Asodesamuba, Aprocob, Funcondesba, Asorvim, 16 de mayo, organizaciones de derechos humanos como Credhos, Espacio de Trabajadores de derechos Humanos, Organización Femenina Popular, Asodev, ACVC y organizaciones sindicales como Sindes, Sinaltrainal y USO”.

3.En comunión con el clero, la vida consagrada y los fieles de esta Diócesis y, siguiendo la tradición de compromiso evangélico por la vida y la defensa de los derechos humanos, rechazo enérgicamente estas amenazas.

4.Considero, no sólo un error gravísimo, sino una tremenda equivocación la de aquellos, que con el poder de las armas, quieren intimidar a personas, instituciones y comunidades e imponer sus puntos de vista, como los únicos válidos, desconociendo el respeto por la dignidad de la persona humana, los derechos humanos y, por lo tanto, el derecho a la diversidad, a pensar y a opinar de manera diferente.

5.Solo Dios es el único Señor de la vida y nadie puede poner las manos sobre el hermano o la hermana, para quitarle la vida, porque se convierte en un asesino, al estilo de Caín, enemigo de la sociedad, del progreso y de la democracia.

6.Afirma Juan Pablo II: “El primer derecho del hombre es el derecho a la vida. Hemos de defender este derecho y este valor. De lo contrario, toda la lógica de la fe en el hombre, todo el programa del progreso verdaderamente humano, se tambaleará y se vendrá abajo” (Homilía en St. Denis, Francia, 31-5-1980).

7.“Todo el mundo tiene derecho a vivir y a vivir con plena dignidad: si en la realidad no se respeta suficientemente este derecho, la convivencia humana corre serio peligro, todo acuerdo pierde valor, y queda atropellada la misma existencia del individuo. No puede existir verdadera paz, ni auténtica democracia sin un respeto pleno a la vida” (Juan Pablo II, Alocución dominical, 2-2-1992).

8.Como Iglesia diocesana rechazamos todo atentado contra la vida y cualquier tipo de violencia, porque estamos convencidos que “la violencia destruye lo que pretende crear, tanto cuando pretende mantener los privilegios de algunos como cuando intenta imponer las transformaciones necesarias” (Juan Pablo II, Discurso a los obreros en Sao Paulo, Brasil, 3-7-1980).

9.La violencia se impregna de mentira y tiene necesidad de mentir, procurando asegurarse respetabilidad en la opinión, a través de justificaciones totalmente extrañas a su propia naturaleza y, por lo demás, frecuentemente contradictorias entre ellas mismas (Cfr. Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, 1-1-1980).

10.Estamos convencidos que frente a diferencias, el camino no es estigmatizar al contrario o buscar aniquilarlo física, moral o socialmente, con los insidiosos métodos de la cultura de la muerte, que incluye la calumnia y la mentira, sino acudir al diálogo.

11.“El diálogo supone fundamentalmente la búsqueda solidaria de lo que es verdadero, bueno, justo para todo hombre. Así, pues, el diálogo exige, en vía preliminar, la apertura y la acogida hacia la otra parte en la escucha sincera de sus problemas y de sus razones. El diálogo exige además que cada uno acepte la diferencia y el carácter específico del otro, sin necesidad de renunciar a lo que sabe que es verdadero y justo; exige, en particular, la búsqueda de lo que es y permanece común a los hombres. Incluso en medio de las tensiones, oposiciones y conflictos. Diálogo quiere decir, por tanto, ver en cada ser humano al prójimo y condividir con él la responsabilidad de cara a la verdad y a la justicia” (Juan Pablo II, Discurso a los jóvenes en Florencia, 19-10-1986).

12.Ninguna persona, ni grupo puede asumir por cuenta propia aplicar justicia. Cuando se tiene conocimiento de que la Constitución y las Leyes han sido violadas, sólo existe un camino válido: acudir a la justicia, para que sea ella la encargada de administrarla, de manera pronta y transparente.

13.A la vez que expreso mi solidaridad para con la Compañía de Jesús y las demás organizaciones civiles amenazadas, solicito a todas las Instituciones del Estado, encargadas de velar por el respeto de la vida y honra de los ciudadanos, continuar trabajando asiduamente, para que con prontitud y eficacia:

I.Se identifique a los autores de estas amenazas y se haga justicia.
II.Se proteja la vida y honra de las personas.
III.Se controle cualquier intento de contubernio con los violentos y corruptos.
IV.Se tomen todas las medidas pertinentes, que permite la ley, para evitar que los violentos y corruptos quieran imponer su cultura de muerte, al margen del Estado de Derecho o con intentos de suplantarlo.

14.Invito a la Sociedad Civil a cerrar filas en torno a la legalidad y frente al miedo que quieren imponer los violentos, siguiendo los cauces trazados por la Constitución, organizarse, para pacíficamente y como un todo social, unidos a los organismos del Estado, convertirse en faro, radar y altavoz, que monitorea la realidad, lanzando las señales de alerta que harán de Barrancabermeja y del Magdalena Medio, un todo indivisible, en el camino de la paz, el desarrollo y la defensa de sus derechos.

15.Hago, también, un llamado a quienes han proferido estas amenazadas, para entrar por los caminos del respeto de los derechos humanos y la búsqueda de soluciones comunes y, dejar oír en el fondo de sus conciencias, el lugar más sagrado del ser humano, la voz que los invita a crecer como personas, a evitar el mal y hacer el bien.

16.Pido a Jesús, nos regale el don de la paz, ese don maravilloso que debe nacer y crecer primero en nuestros corazones, para convertirnos, después, en obreros y obreras de la paz.


+ CAMILO CASTRELLÓN PIZANO, SDB
Obispo de Barrancabermeja