La Diócesis de Barrancabermeja confiada por la Santa Sede al Administrador Apostólico, Señor Arzobispo Ignacio Gómez Aristizabal manifiesta la preocupación y consternación por la grave situación que estamos viviendo en nuestra región y concretamente en la ciudad de Barrancabermeja. Ya desde el año pasado se ha venido identificando como una grave crisis humanitaria en la que el derecho a la vida se ha minusvalorado, los 56 muertos del año 2008 quedan como testimonio mudo de esta situación.
Hoy, con angustia pastoral, observamos que la situación ha empeorado: 95 muertos en lo que va del año, cifra que incrementa en un 66% la violación al derecho sagrado de la vida respecto al año 2008 con el agravante de que, en este mes, al 19 de octubre, son diecisiete (17) los seres humanos que han sido victimas del sicariato, que parece haberse tomado la ciudad, imponiendo una situación de muerte que nos interpela y nos obliga como comunidad cristiana ante Dios, dador de vida, a realizar todos los esfuerzos posibles porque el Derecho a la vida, retome su posicionamiento en la mente, el corazón y las acciones de todas y todos los pobladores de Barrancabermeja y resto del Magdalena Medio.
Un llamado alentador nos hace San Pablo “Nos vienen pruebas de toda clase, pero no nos desanimamos. Andamos con graves preocupaciones, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados pero no aplastados” (2Cor 4:8-9)
Vemos con gran alarma como se ha venido estableciendo en nuestra realidad, una mentalidad violenta que desplaza los valores del trabajo, la dignidad humana, la solidaridad, la fraternidad y hasta de la misma Vida, aniquilándolos como obstáculos al afán desmedido del dinero y del poder económico: la existencia de carteles semiclandestinos de gasolina, de empleo, de extorsión de contratistas, de fleteo, gota a gota y ahora la constitución de empresas de sicariato, incluso virtual, en el que mercadea la vida de las personas, nutridos desde el negocio del narcotráfico, del paramilitarismo y la guerrilla aún no erradicados enturbian nuestra realidad como ciudad, destruyen nuestro tejido social, y reducen la confianza y solidaridad ciudadana a un mero enunciado sin sentido, sumiéndonos en una situación de crisis humanitaria en la que, el derecho fundamental de la Vida y los demás derechos humanos integrales se encuentran en un riesgo de violación permanente.
Esta situación de crisis humanitaria no puede ser indiferente a ninguno de los pobladores y de los sectores de la ciudad.
Por ello es obligatorio que todos los ciudadanos y ciudadanas de Barrancabermeja le hagamos un llamado urgente a nuestras autoridades civiles y de policía para que mejoren los dispositivos de inteligencia de los organismos de seguridad del Estado y se consideren otras medidas distintas a las ya implementadas, de tal manera que garanticen mayores resultados frente a los hechos violentos que vienen enlutando a un elevado numero de familias, y se asegure la Vida de todos los pobladores de la ciudad; llamado que hacemos primordialmente al gobierno nacional, para que revalúe la pertinencia y eficacia de su política denominada seguridad democrática, dado que solo alcanza a garantizar los derechos de sectores empresariales y no logra garantizar la seguridad ciudadana integral y la vigencia de los derechos humanos de todos los pobladores.
A todas las organizaciones sociales y a todos los gremios económicos, los invitamos a dar respuestas contundentes frente a la recuperación del valor y el respeto incluyente de la Vida humana con dignidad, a implementar acciones complementarias y de apoyo a los cambios y ajustes que el Estado, específicamente el Gobierno nacional, deba hacer a sus programas de seguridad en línea del llamado que desde esté comunicado le estamos haciendo. Ninguno puede volverse insensible e indiferente ante la muerte. La vida como don sagrado del creador y como derecho fundamental de toda sociedad civilizada siempre debe estar por encima del dinero, y cualquier vida humana que sea violada en su existencia y en su dignidad, es sangre derramada que clama al cielo y debe interpelar nuestras conciencias y nuestra existencia.
Recordemos que la seguridad ciudadana, la recuperación de los valores civilistas y de la convivencia ciudadana depende de la construcción de un escenario nacional de mayor justicia social, equidad y garantías constitucionales para todos sin distingos de ninguna clase, de ahí que el aporte de soluciones a esta crisis, exija de todos, pero especialmente de los sectores empresariales que ostentan el 80% de la riqueza nacional y, en conjunto con el gobierno, la concentración en unos pocos de las oportunidades de acceso a la tierra rural y urbana y a los cupos laborales exigen un compromiso serio y concreto y de los demás ciudadanos coherencia entre lo que demandamos y nuestras prácticas cotidianas ante la vida y dignidad humana de todos nuestros conciudadanos.
“La fe nos enseña que Dios vive en la ciudad, en medio de sus alegrías,… dolores y sufrimientos… violencia, pobreza, individualismo y exclusión, no pueden impedirnos que busquemos y contemplemos al Dios de la Vida. … En las ciudades es posible experimentar vínculos de fraternidad, solidaridad y universalidad. En ellas el ser humano es llamado constantemente a caminar siempre más al encuentro del otro, convivir con el diferente, aceptarlo y ser aceptado por él” (aparecida 514). Somos “llamados a ser constructores de paz”… (Aparecida 542). “La radicalidad de la violencia sólo se resuelve con la radicalidad del amor redentor.” (Aparecida 543).
Por la intercesión materna de María Virgen y madre del Salvador, pedimos a Dios creador de vida, nos ilumine y nos de las fuerzas necesarias para construir entre todos una ciudad donde reine la vida con dignidad como anticipo histórico al reinado pleno de Dios.
+IGNACIO GÓMEZ ARISTIZABAL
Arzobispo Emérito de Santafe de Antioquia
Administrador Apostólico de Barrancabermeja
sábado, 24 de octubre de 2009
La Diócesis de Barrancabermeja,se pronuncia por el alto indice de asesinato en el Magdalena Medio
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